Yo estaba ahí con los brazos abiertos
tenía en mi mano un trozo de sol,
un sólo brillo sin nombre en esa luz inquieta
en busca de la primera mañana.
Más allá, en lo alto
el verde y amarillo subió a beber los recuerdos
en la extensa planicie del cielo
y un oleaje brillante impregnó el horizonte
para escribir con fuego el otro lado de su destino.
tenía en mi mano un trozo de sol,
un sólo brillo sin nombre en esa luz inquieta
en busca de la primera mañana.
Más allá, en lo alto
el verde y amarillo subió a beber los recuerdos
en la extensa planicie del cielo
y un oleaje brillante impregnó el horizonte
para escribir con fuego el otro lado de su destino.